viernes, 27 de enero de 2012

APRENDER ¡AH! SIENDO

Por: Arnulfo Uribe
paglodi@yahoo.com.mx

Camino para construir la educación eco-humana-liberadora en la comuna tres

Ilustración Andrés Sánchez

 Me desperté una mañana, con un susurro al oído, y divisé un horizonte, enmarcado en mi ventana, soñé que no estaba solo, mientras la noche vivía, soñé con la compañía, de un fantasma transparente: ¡VIENTO, VIENTO, VIENTO!
Somos pájaros del viento, somos leves mariposas…
Somos la ronda del bosque, los secretos de los duendes…




La educación es el proceso de construcción de la conciencia crítica de las comunidades que asumen el desarrollo de su historia, dando respuesta a sus necesidades más sentidas, escuchando a cada uno de sus actores, sin distinciones ni censuras. Es un proceso de lectura de la cotidianidad donde se experimenta el goce de vivir y se despierta la creatividad. Es el diálogo abierto, horizontal, que permite al educador aprender y al estudiante enseñar.

En la eterna trashumancia humana, nos encontramos habitando territorios olvidados, que se convierten en el único lugar posible en este ambiente de guerra, y allí nos convertimos en puente, en oportunidad para recuperar la memoria, para encender el fuego y recrear la palabra, todos bien equipados, con la sabiduría de los encuentros, de las vivencias, de los amaneceres y atardeceres saboreados en familia.

Tierra mi cuerpo, Agua mi sangre, Aire mi aliento, Fuego mi espíritu. Esto es lo que somos y con cuyos elementos tejemos el nuevo amanecer. Esta comunidad mestiza, pura, del sur de nuestra América, joven, vital, se despierta y se dispone a laborar comunitariamente, va encontrando el camino que permite la autonomía de los pueblos, encuentros permanentes que construyen confianzas, van germinando sueños de luz y de esperanza.

Huertas campesinas, jornadas de arte, encuentros de luna llena, bazares y trueques, festivales por la vida, talleres de convivencia y permacultura, mingas, convites, siembras, veladas culturales, tertulias literarias, tomas recreativas, teatro al aire libre, murales comunitarios, talleres culinarios y artesanales, círculos de la palabra y el pensamiento, caminadas ecológicas, expedición botánica (observación de especies tropicales), carreras por el agua, campamentos, intercambios de ignorancias, periodismo comunitario, muestras audiovisuales. Este inventario de acciones creativas permanentes da sentido y contenido a la gestión social del conocimiento, a las dinámicas de participación e inclusión.

 El diseño de procesos para el aprendizaje nacidos de la observación en el ensayo-error, van formando un carácter en la toma de decisiones, en la construcción de soluciones, propiciando un acumulado de herramientas y frutos que sostienen una experiencia educativa (universidad lúdica para todos).
Porque nos atrevemos a leer la realidad de nuestra comuna, esperamos gestar la conversada comunal, sintiendo que es inaplazable creer en lo que somos, en lo que soñamos, en lo que esperamos; no queremos copiar discursos oficiales, mantener estructuras de injusticia; no somos los marginados, somos la propuesta viva y cierta; caminemos los valores de la solidaridad y la ternura.

Las leyes y las normas nos provocan un quietismo, una invalidez, una imposibilidad de ser y de crear. Nos salimos de la corriente competitiva, de la sociedad estratificada. Juntos y juntas aprobamos nuestra imaginación, sentido común y saber ancestral.

No es sobre lo acabado, sobre lo autorizado, lo legalizado. Es nuestra legitimidad la que nos impulsa a decidir sobre la experiencia educativa, a re-descubrirnos, a ser concientes de nuestra responsabilidad histórica. Nuestra cotidianidad la estamos inventando cada instante. Y es canto y cuento y poesía y gesto.

miércoles, 25 de enero de 2012

Educación en la edición Nº 8



Hijuepacha Por Cecilia Upegui


Cecilia es una artista plástica, estudiante de la Universidad Lúdica de Fredonia e integrante de la comunidad permacultural
GRINJAUS, que se vinculó a la Comuna 3 por medio de la Permacultura y la labor ambiental. Se
define a sí misma como artista y madre, como Artivista de la plástica social que busca conectar cuerpo, alma
y espíritu en una visión cosmoteándrica, la cual expresa, comunica y camina la palabra ancestral. HIJUEPACHA es la
conexión uterina con la Madre Tierra, la liana del ver.
Esta mujer amiga, lectora y en esta ocasión ilustradora de Tinta Tres, nos incita a ser comunicadores “artivistas”, a
caminar la palabra resistencia desde lo cotidiano y por la defensa de la vida, de los árboles, de la tierra, del aire, del agua
y del fuego, tal como nos lo enseñan los ancestros porque: “Tierra mi cuerpo, Agua mi sangre, Aire mi aliento y Fuego en
mi espíritu”.

martes, 24 de enero de 2012

Consejo de redacción para la comuna

Participación comunitaria





Queremos que Tinta Tres se haga con toda la comunidad. Por eso estamos llevando el periódico a todos los rincones de la comuna, para que propongan temas y haya un verdadero trabajo conjunto. Sabemos que el consejo de redacción es desconocido para los habitantes de Manrique, pues nunca se había realizado. Tinta Tres desea que todos participen en este proyecto para que todos cuenten su propia histora.

Día: Sábado  28 de enero 2012
Lugar: JAC las Nieves
Hora: 2:pm

lunes, 16 de enero de 2012

Una vida a cuatro bandas

A propósito del Torneo de billar  de la comuna

En Manrique el billar ha sido el espacio para el encuentro de varias generaciones de amantes del mítico juego, del tango, de la salsa, de la bohemia, de la noche, de la locura.

Por Carlos Andrés Orlas
Fotografía: Guillermo Ospna

Ilustración Andrés Sánchez
Según el cantautor francés Manu Chau, en la canción que le dedica a Maradona,  “la vida es una tómbola”. Yo diría que es también una carambola, un choque de fuerzas, una fricción energética y azarosa que impulsa el rodar y rodar de las bolas.
A los diez años di mis primeras tacadas, allí aprendí a medir la fuerza y a “probar finura”. Rememorando esto es que me permito dar unas disertaciones sobre el billar.
Me figuraba el juego como una mezcla de música, vibración,  tacto y estilo,  que es todo lo que hay en una carambola bien tacada. Cuando jugaba me sentía pleno, lleno de vitalidad y con cierto hálito de malevaje, producto del ambiente bohemio que tienen los billares, donde mecánicos, obreros, campesinos,  bandidos, ex presidiarios, y algunas mujeres, tararean un mismo tango, una misma salsa.
Los billares son el lugar donde el pueblo bebe, juega, canta y conversa entre el tas- tas de las carambolas. En estos lugares siempre me he encontrado con cierto ambiente alegre, libre, como de plaza de mercado olorosa a tierra. En Bello Oriente, por ejemplo, las mesas de billar comparten espacio con las galleras, legumbrerias y cantinas campesinas.
Todos arriban al billar en busca de una feliz tacada (una carambola bien hecha produce plenitud). Jugar billar es poner a rodar la vida en una bola, olvidarse de que mañana hay que hacer algo, viajar con una bola en cuatro bandas, explanarse en la infinitud de la mesa con sus múltiples posibilidades, incluso jugar al azar.
Aunque el billar no es un juego de azar sino más bien un arte de la precisión y el cálculo empírico.
El billar tiene magia, poesía, color, olor, sonido y tacto. Eso sentía cuando cogía el taco y me lanzaba a hacer carambolas. Jugaba chicos (o pierde y pagas) con grandes, me “mareaba” cuando me estancaba en el fichero y me extasiaba cuando avanzaba. Así es el billar: una apuesta por la precisión; una carambola es el resultado de una reflexión donde cuerpo y mente se conjugan en una sola fuerza que impulsa la bola, que es decir también la vida.

 


Entre el 17 y el 18 de septiembre se celebró en Manrique, en el billar Locuras, la final de un torneo en cuyas eliminatorias participaron billaristas de Bello Oriente, Manrique oriental, El Raizal y Versalles. Allí se desplegó la fantasía de los billaristas entre la modalidad libre y tres bandas. Experimentados jugadores de la comuna compitieron en cuatro vueltas o eliminatorias a muerte súbita.
En la final se enfrentaron  cuatro jugadores en dos llaves,  a muerte súbita en una sola partida. Los dos ganadores disputaron la final y los dos perdedores el tercer y cuarto puesto.
Los ganadores se llevaban como premio un taco profesional, sudadera, chaqueta y morral. El primer premio en la modalidad libre fue para Juan Castrillon y en Tres bandas para Pablo.



miércoles, 11 de enero de 2012

Claroscuro de la Avenida Gardel

La carrera 45: ayer y hoy
 
Por Ana Cristina Ayala
 
Ropa, zapatos, comida, música y muchas cosas más se ven en la Avenida Gardel, más conocida como la 45, donde se aprecia, aún, un ambiente de pueblo, de mercado campesino. Es el centro de encuentro de la comuna.

 
  En el día, personas de todas las edades salen a dar su paseo, sobre todo en las tardes. Comen helado, compran ropa, se miden zapatos y salen del supermercado.
   Cuando aún no se habían iniciado las obras del Metroplús, la carrera 45 se cerraba todos los domingos para darle paso a la ciclovía. Se veían los niños montando bicicleta, patinando, jugando fútbol, exhibiciones acrobáticas de motos, abuelos trotando, otros con sus perros… En las noches se encendían las luces de colores en las discotecas con la música de moda, en esa época, los menores de edad podían entrar a estos lugares sin ningún problema.
   También cada mes se hacía la famosa Tango Vía, que ahora solo se puede disfrutar de ella cada año en el Festival Internacional de Tango. Los tablados populares eran comunes en esta calle con grupos musicales muy variados, aunque los asistentes siempre esperaban El Combo de las Estrellas y coreaban todas sus canciones.
 A medida que fueron avanzando las obras del Metroplús, estas actividades fueron desapareciendo a tal punto que se cambió de escenario para el Festival Internacional de Tango y ahora se hace en La Plaza Gardel, en la afueras del aeropuerto Olaya Herrera.
  Ahora, al tiempo que llegan nuevos sitios para bailar, se cierran otros por la poca asistencia de público, debido a los nuevos géneros musicales y a la transformación de esta Avenida. Los locales de comidas rápidas han aumentado, donde se reúnen los padres a compartir con sus hijos, los novios y hasta los abuelos, que salen a dar un paseo nocturno. Los jóvenes que viven en Manrique, cerca a estos espacios, aprovechan las opciones que tienen para escoger el lugar al que quieren ir, ya que existen discotecas de salsa clásica, rock, música romántica con la que crecieron nuestros padres, en fin, una variedad de géneros musicales y culturales.
    Sí, las cosas son muy diferentes, ya no hay Tango vías, no hay tablados y tampoco ciclovía (trasladada a la carrera 44) La 45 no es la misma, hoy luce diferente, las aceras son más amplias y el comercio ha aumentado. Los propietarios siguen a la expectativa del cambio que vendrá cuando empiece a funcionar el Metroplús.
  ¿Qué tal un paseo por la 45 este fin de semana, esta tarde, en la noche? Es un buen ejercicio para recordar y disfrutar.









lunes, 9 de enero de 2012

Propensiones y otros poemas


Por Francisco Monsalve

Francisco Monsalve, parece emanado de las entrañas de la tierra, como diría el poeta Nicanor Parra, tiene la palabra mágica, encarna un verbo ardiente, hondo, poético, surrealista y dislocante, caótico, entonado con el mundo del sueño, el color y la imaginación.  “Anda con la palabra en los pliegues de la carne, el gesto en el bolsillo, flor de los caminos, realidad sin dogmatismos”.  Diría que tiene la pluma más incendiaria  (iluminadora si se quiere) de Tinta Tres. Franco  llegó a la comuna como El Principito al desierto y ahí está, creando mundos en la tierra y sonriendo de noche en las estrellas. 

Propensiones



Los días en que se va la luz

tendemos a la ilegalidad,

a la más absoluta ceguera.



Ilustración AndrésSánchez
cuando no hay agua

en el barrio

la gente sale con grandes baldes

a buscarla, allí donde este

según los dictados de la sed.



Los días en que estamos solos

y se va la gente

o cortan la gente

o detienen su fluido



es natural que propendamos

a encender hogueras

a bañarnos  juntos

a exprimir la razón

para hacer limonada,



bombas caseras.





Abanico



como el grabado

sobre un abanico

sus piernas se abrieron

conforme el bochorno

se desleía hacia afuera



el desborde de los fluidos

espanta las moscas,

ablanda tus diques

precipita el derrame de los líquenes,

dispersa las cortinas



 ventilo con mi aliento

la inundación salida

de un grabado que se abre,

abundante y contenida

apenas por mis labios.







Contratiempos



Los calendarios traen anuncios

para los que trafican con la sal

y las ondas de radio,

                                   por igual.



Hay vocablos que tienen la certeza

de una fecha.

y números que nombran el día de un mendigo,

su ingreso per cápita.



los días languidecen y enferman

conforme al centavo y al dólar.

los espasmos de tres mujeres

Hacen fila tras el martes,

y los mensajes se agrupan

bajo el pellejo de un viejo zorro.



Así dispara el cazador.

así los almanaques confunden

nuestros soles

y trafican con las almas...



en las fechas hilvanadas y pulcras

se refugian los profetas

y las estafas.



Peticiones



Si te piden a tu paso

dos o tres palabras esdrújulas,

si te exigen un panal

o una fea costumbre



has como si fueras forastero



no des tus ojos a los esbirros,

niégale a los perros

sus promesas

y a los que quieran someterte

sus ladridos.





Inundación



El centinela dio la voz de alerta

cuando nadie escuchaba.



La ola contra las rocas:

saeta que lanzan los peces.

el grito es la red

que lanzan los pescadores



y siempre habrá cardúmenes

mientras la voz del centinela

no llegué hasta el centro

del invasor pez.



Resuenan los pasos

de animales en tierra

que oxidan el aire;

llevan palabras secretas

a los oídos húmedos y sordos

del puerto de barqueros vencido.



No hay héroes en este país

y los faros se fundieron.

.





Orfandad



Los días previos

A tu nacimiento

Martillaron como un vientre;

El acero se dobló

Lejos de las avenidas

Y presentimos que alguien se escondía…



Nadie te encontró

Hasta la víspera

en que tu madre

parió en el campo

y tus quejidos se abrieron paso,

con igual celeridad

que los de su muerte honda.



En adelante

Podrás decir

Como pueden pocos,

Que al mundo

viniste

solo

al mundo.




Poemas publicados en la edición especial literaria

miércoles, 4 de enero de 2012

Manrique´s micros


Reseña

Por Mauricio Hoyos

Jaime Espinel. Ilustración Mauricio Hoyos
Es un libro que recoge algunos de los mejores relatos de Jaime Espinel, o Esquinel, más conocido entre los nadaístas como Barquillo, quien murió apenas en el 2010 sin demasiados aspavientos, salvo sus amigos nadaístas (y un neonadaísta), el escritor desconocido se hundió en una nube densa de Piel Roja sin filtro. Exagerando mucho Jotamario Arbeláez escribió el 7 de abril de 2010 en El tiempo que “Barquillo es el narrador más bravo, no sólo del nadaísmo sino de la Colombia literaria entera”.  Es un comentario exagerado y escandaloso.
Era un escritor complejo y marginal, fumívoro (hasta la muerte) y nadaísta, se sabe, que dejó algunos libros de cuentos y algunos poemas. Alberto Aguirre, que juzgaba duramente a los nadaístas, dijo del libro de cuentos Agua de luto: “Espinel aborda el problema del texto, ante todo, como lenguaje: por fin un escritor civilizado”. Puede parecer primaria la acotación, pero en este escritor el lenguaje es un problema, que transmite al lector: la realidad se retuerce en estos cuentos, estalla la lógica, no hay nada convencional, lo asaltan a uno de repente los localismos, las palabras que no tienen cabida en el diccionario pero sí en la calle. El asunto es que cuando ha terminado uno de leer, puede quedar como al principio, hace falta otra lectura, para ver si tras ese maremágnum de frases ensambladas como por un narrador energúmeno hay algún cuento, algo que sobreviva como anécdota, para decirle al amigo; mirá, ve, leí un cuento de Esquinel. Y a veces ocurre que sí hay cuento, como en “Chamorro muere a la víspera”, que transcurre en Manrique y en Manhattan, donde pasado y presente, Medellín y New York se transponen, con sepelio. Hay mucho muerto en Manrique´s Micros y mucha bala, mucho Metrallín, mucho bandido, mucha bareta, mucha coca. Por eso no es un escritor recomendable para los niños: ya crecerán y verán por sí mismos, porque es firme en Espinel el compromiso con retratar la realidad hasta donde le alcance la palabra.
 Tal vez sus páginas memorables se pierdan entre el farragoso y delirante soliloquio de sus personajes. Siempre en primera persona, su obra recoge un amplio espectro del drama nacional, desde el crimen de un cura en los tiernos albores de Medellín, el clima de zozobra de la Violencia, los locos 60’s, hasta los rudos años mafiosos, que no cesan, pasando por su versión de la muerte de Gardel, entre llamas, hasta las andanzas de un baterista en un cuento con momentos de mucha intensidad y también final funerario.
Para alguien que viva en Medellín ha de ser normal tanto funeral. Y quedan faltando antihéroes, músicos, toreros,  presos, aquí nadie da ejemplo, ninguno asume ese discurso redentor del que hoy se abusa.
Aludiendo al título, podría pensarse que se trata de un libro sobre Manrique, pero no lo es del todo, aunque Manrique aparece por todas partes. Es esa encrucijada extraordinaria, con bares y cafetines y tangos (“esos berracos tangos de la carrera calibre cuarentaicinco”, dice en alguna parte). El autor vivió allí, en la 70 con 45, “era una cuadra magnética” (dice en Babel, dic-feb de 2006), en Manrique pasó su infancia y juventud durante las décadas del cuarenta y cincuenta, “Manrique es el padrenuestro de penetraciones y dudas” (pag. 95, Manrique´s Micros). Y a principios de los sesentas, cuando su vida lo cruzó con los nadaístas. Son montones las anécdotas donde aparece Esquinel junto a la tropa rebelde. Pero Manrique´s Micros tampoco es sobre los nadaístas, aunque es muy nadaísta el retorcerle el pescuezo al lenguaje, el saltarse las normas, ese estallar en la cara del lector.
Cuando en el 65 viajó a Nueva York, donde estuvo hasta el 71, ya era un joven muy culto, en el avión leía a Faulkner en inglés, aunque no hablaba todavía el idioma y sólo sabía pedir sanduches de atún para comer. Allá escribió (algunos cuentos de Manriques´s Micros), estudió, fue profesor,  se casó, vivió la noche, la cultura, conoció a Bob Dylan (“creo que B.D. es el mejor poeta de habla inglesa del siglo XX“, dijo en Babel, y en uno de sus cuentos: “El Dylan que totaliza todo el sueño de ser inmortal que ha acariciado el hombre”), se cruzó con los mafiosos  colombianos y hasta tuvo tiempo de publicar con otros colombianos (con Amilcar U y otros) una revista: la Gaceta Chibcha.
Se hastió de EEUU y regresó a Medellín con los suyos, cerca a los bares, los billares, las tertulias, el nadaísmo, cerca al sufrido espíritu de los personajes de sus cuentos: ninguno es feliz, casi todos son borrachos, marihuanos, les gusta el tango y Bob Dylan y Benny Moré y son muy cultos, pues extrañan las lentas conversaciones sobre Proust, saben de Dylan Thomas, Kerouac, Joyce, en fin.  A veces sueltan frases esplendidas: “el mal es una sola hermandad dispersa sobre el planeta” (pag. 273, Manrique´s…). Manrique tiene, pues, su escritor de culto nacional, que puede dar alguna idea a los Manriqueños sobre su alma, si es que un barrio puede tener alma. 



Texto publicado en la edición literaria.

martes, 3 de enero de 2012

COLOR LOCAL

EDITORIAL

Escala cromática 

De una comuna


 Manrique huele a campo trasegado, a ciudad que se recorre en bus, a sembrado en el que al adentrarte adivinas un bosque premontano;   en su centralidad huele a tango de arrabal, su periferia transpira salsa,  sabor latino,  afromedallo.  El color local  va en la música, las historias, los sueños, el latido de una comuna que a esta altura, 1400 metros de altura sobre el nivel del mar, se “respira mejor”, como decía un poeta nacido de sus entrañas, de sus dolores.

   El cuerpo es el lienzo al que se adhiere el color que transpiran los otros, el esmog, las hojas de los guayacanes florecidos  y que inspiran una reseña, un performance, un rostro en una fotografía.

   Esta edición es un retrato variopinto, pintoresco,  de nuestros barrios, de “las caras lindas de mi gente…” como diría Ismael Rivera.  Se trata también de un ejercicio de memoria histórica, de reconocimiento, de indagación por imaginarios de lo auténtico. Manrique es un territorio que alberga muchos tonos y posturas, formas de habitar lo urbano, de pintar las fachadas, de secar la ropa en las terrazas, formas propias  definidas por un solo trazo: el espíritu popular.

 Andy Wharol y lo que llamaron arte pop, fue una farsa. Cuando decimos espíritu popular afirmamos que el arte nos posibilita la expresión y reconocimiento de la solidaridad humana (como lo muestra el texto Semillas de la memoria, de esta edición), la libertad (como lo expresa la juventud en Manrique punki), la autonomía (retrato de Diana Castañeda, Una mujer que le pone dulzura a La Honda), y  en su búsqueda de dignidad (como en el texto del periodista Mauricio Hoyos, La 320, que nos plantea una visión del territorio en su dimensión material e inmaterial).

 Hurgamos en el cuerpo social humano, exploramos su ritmo, sus caminos ancestrales, sus callejones intrincados, sus centros culturales, sus pulmones verdes, sus paisajes, sus colores. Los de arriba, los del centro y, por supuesto, a los de abajo, buscando caminar una palabra  que nos una, que nos nombre.

  Abrimos el espacio  a las voces que narran la vida, el amor y la muerte desde una  experiencia y lectura cotidiana, definible y definitiva.

  Agreguemos la palabra Arte como ejercicio de mirar hacia adentro, ver con el corazón,  respirar y sentir los colores propios y los del mundo. Continuemos con la palabra pensamiento, para saber oír, y por supuesto la palabra creación, como gesto para comunicar y multiplicar, para hacerlo periodismo.


 

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