Por Leider Restrepo
En Manrique La 45 suena Love Hurts de
Nazarett como telón de fondo:
“El amor lastima, el amor deja
cicatrices, el amor hiere y estropea cualquier corazón”. Mientras, Bellote mira
melancólicamente entre los tejados hacia Bello Oriente, el hogar donde ha
vivido toda su vida. No mira porque el pasado le traiga buenos recuerdos, sino
porque unas horas atrás el destino de sus amos lo ha arrebatado de su idilio.
Ha pasado un día sin su gata.
Durante el día ha maullado largamente,
caminado por los tejados de las terrazas y techos de la cuadra, observando
fijamente el suelo. Busca con calma una ruta para emprender su regreso y volver
a las garras de su amada.
El sol se ha puesto en el occidente y
empieza a oscurecer, come y espera la noche.
Ha llegado la hora, no hay sol ni luz
natural, el gato emprende la huida. Los gatos son buenos fugitivos, tienen
destreza y flexibilidad, como reos serían buenos para huir de las
penitenciarías.
Ilustración Andrés Sánchez |
Día primero
Los humanos duermen, no hay casi
carros ya por la 45 y piensa en su gatita, es el detonante que necesita para
recorren los dos kilómetros que lo separan de ella. Llegando la madrugada
encontró un árbol. Hasta el momento es la única forma de bajar, es el camino más
cercano a su amor y sin pensarlo da un salto peligroso que le agita el corazón
como una caída en el vacío, casi pierde una vida, pero no le importa porque su
vida está allá, en el morro.Dentro de sí, suena la música: “El amor es como una
nube que guarda mucha lluvia…”
Día Segundo
El camino es un campo de batalla,
parece la segunda guerra mundial, hay explosiones muy fuertes por todos lados,
se acerca la navidad. No ha avanzado ni un kilómetro, lo empieza a coger el desespero
y corre, desafiando cuanto carro se atravesiesa en su camino, prepara sus garras
para defenderse de un rotweiller que
casi lo hace atropellar de un taxista borracho, sigue, cada vez más cerca, pero
nada, todavía falta. Es de noche y vuelven las explosiones fuertes, se acerca
la navidad.
Noche de alborada
Ante la mirada ajena de unos chicos
que le tiran piedras y papeletas de pólvora, abre sus ojos y piensa en su gata,
llora y da un salto hacia ellos; uno de los chicos se asustó con la furia del
gatoy dejó estallar la papeleta en su mano. El gato se ríe y ve cerca su
destino. Corre como Lola Renty asume la valentía de un Ulises solitario
pensando en su Penélope. Empezó la guerra, explosiones por doquier, el aire se
hace pesado y el ruido ensordecedor, hay mucha gente en las calles y le ha
tocado buscar algún camino alterno, se mete por las quebradasy las zanjas de
las casas hasta llegar a La Cruz. Ya huele a casa y su corazón empieza a
palpitar rápidamente, pero al mismo tiempo vuelve a retumbar esa canción que lo
puso melancólico dos días atrás, la misma con que dejó el tejado de la 45: “Soy
joven… Lo sé… Pero aún así… Sé una cosa… O dos… Las aprendí de ti…Realmente
aprendí mucho de ti… El amor es como una llama… Que te quema cuando está
caliente… El amor lastima. (…) sé que no es verdad, se que no es verdad, el
amor es una mentira, hecha para entristecerte, el amor lastima”.
Por fin a llegado, se revuelca de
felicidad en el patio, ahora se siente como un exiliadoque regresa a su país,
salta y corre otra vez, descansa y espera, hace como Ulises y busca a su gata sigilosamente.
Sugata tiene otro gato.
Texto publicado en la edición especial literaria