miércoles, 29 de febrero de 2012

Una balada para Bellote en la alborada

Por Leider Restrepo

En Manrique La 45 suena Love Hurts de Nazarett como telón de fondo:
“El amor lastima, el amor deja cicatrices, el amor hiere y estropea cualquier corazón”. Mientras, Bellote mira melancólicamente entre los tejados hacia Bello Oriente, el hogar donde ha vivido toda su vida. No mira porque el pasado le traiga buenos recuerdos, sino porque unas horas atrás el destino de sus amos lo ha arrebatado de su idilio. Ha pasado un día sin su gata.


Durante el día ha maullado largamente, caminado por los tejados de las terrazas y techos de la cuadra, observando fijamente el suelo. Busca con calma una ruta para emprender su regreso y volver a las garras de su amada.

El sol se ha puesto en el occidente y empieza a oscurecer, come y espera la noche.
Ha llegado la hora, no hay sol ni luz natural, el gato emprende la huida. Los gatos son buenos fugitivos, tienen destreza y flexibilidad, como reos serían buenos para huir de las penitenciarías.

Ilustración Andrés Sánchez
Día primero
Los humanos duermen, no hay casi carros ya por la 45 y piensa en su gatita, es el detonante que necesita para recorren los dos kilómetros que lo separan de ella. Llegando la madrugada encontró un árbol. Hasta el momento es la única forma de bajar, es el camino más cercano a su amor y sin pensarlo da un salto peligroso que le agita el corazón como una caída en el vacío, casi pierde una vida, pero no le importa porque su vida está allá, en el morro.Dentro de sí, suena la música: “El amor es como una nube que guarda mucha lluvia…”

Día Segundo
El camino es un campo de batalla, parece la segunda guerra mundial, hay explosiones muy fuertes por todos lados, se acerca la navidad. No ha avanzado ni un kilómetro, lo empieza a coger el desespero y corre, desafiando cuanto carro se atravesiesa en su camino, prepara sus garras para defenderse de un rotweiller que casi lo hace atropellar de un taxista borracho, sigue, cada vez más cerca, pero nada, todavía falta. Es de noche y vuelven las explosiones fuertes, se acerca la navidad.

Noche de alborada
Ante la mirada ajena de unos chicos que le tiran piedras y papeletas de pólvora, abre sus ojos y piensa en su gata, llora y da un salto hacia ellos; uno de los chicos se asustó con la furia del gatoy dejó estallar la papeleta en su mano. El gato se ríe y ve cerca su destino. Corre como Lola Renty asume la valentía de un Ulises solitario pensando en su Penélope. Empezó la guerra, explosiones por doquier, el aire se hace pesado y el ruido ensordecedor, hay mucha gente en las calles y le ha tocado buscar algún camino alterno, se mete por las quebradasy las zanjas de las casas hasta llegar a La Cruz. Ya huele a casa y su corazón empieza a palpitar rápidamente, pero al mismo tiempo vuelve a retumbar esa canción que lo puso melancólico dos días atrás, la misma con que dejó el tejado de la 45: “Soy joven… Lo sé… Pero aún así… Sé una cosa… O dos… Las aprendí de ti…Realmente aprendí mucho de ti… El amor es como una llama… Que te quema cuando está caliente… El amor lastima. (…) sé que no es verdad, se que no es verdad, el amor es una mentira, hecha para entristecerte, el amor lastima”.

Por fin a llegado, se revuelca de felicidad en el patio, ahora se siente como un exiliadoque regresa a su país, salta y corre otra vez, descansa y espera, hace como Ulises y busca a su gata sigilosamente. Sugata tiene otro gato.

Texto publicado en la edición especial literaria

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