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viernes, 23 de marzo de 2012

“Me gusta”


Por Leider Restrepo

  Imagen tomada de: http://piccsy.com/2012/03/picc-ngzgdram/

A las tres de la tarde usted puede sentarse en una terraza de algún rascacielos o de su pequeño rascacielos o del rascacielos de la ciudad: la montaña, a esperar la tarde. Ya es tarde, verdad, y el sol no ha caído, es que a ese no lo tumba nadie, más fácil caen bombas y misiles como cae la mierda al río Medellín a las tres de la tarde y a la una de la mañana. ¡Mierda! Es que no para caer, ni la lluvia, ni la sangre, ni las balas, ni los muertos, ni la mentira, todo cae y todos caemos, en la trampa.
Ya no son las tres de la tarde, ni las cuatro, ya no son horas de nada, el sol tuvo que caer, por suerte, sino caeríamos todos primero, pero hay que levantarse otra vez, para volver a caer, obviamente. Sin embargo, el río se sigue llenando de mierda y de orines y sigue cayendo porque el río también cae, cae en el mar o en una hidroeléctrica de algún país extranjero, quizás francés, vaya uno a saber; y es ahí donde sucede y sigue sucediendo aquella apocalíptica sentencia del periodismo: “nos mean y los diarios dicen: llueve” no es mentira la mentira, es verdad.
Ya perdí la cuenta en la terraza, no hay sol sino luna y estrellas, no hay día sino noche, no hay luz sino oscuridad, perfecta además, para clavar el puñal en el cuerpo que dejará caer su sangre en el país del Sagrado Corazón de Jesús donde nunca pasa nada, y lo que pasa, a todo el mundo le gusta. Acá violan a los niños y niñas y luego los descuartizan, como hacen con los hombres y mujeres que terminan siendo repartidos por la ciudades a pedazos –bueno, no exageremos, son sus cuerpos– o en las empanadas de doña quién sabe, y la gente dice en el Facebook “Me gusta” y uno no sabe que creer, si verdaderamente le gusta o no hay otra opción, a veces pienso que las dos.
Me cago en la mierda que cae en los ríos y en el mar y vos decís: “Me gusta”, y si sos un español dirás: “Hombre, esto está de puta madre, como no me va a gustar”. Se nos cagan encima y a todo el mundo le gusta.
Verdad que todo está jodido, y ya no son horas y esto no está llevando a nada. Pronto amanecerá y llegará la prensa informando que ha vuelto la ola invernal en el país. ¡Mierda! como se orinan encima de nosotros y no decimos nada. Perdón que he dicho, cual nada: “Me gusta”.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Una balada para Bellote en la alborada

Por Leider Restrepo

En Manrique La 45 suena Love Hurts de Nazarett como telón de fondo:
“El amor lastima, el amor deja cicatrices, el amor hiere y estropea cualquier corazón”. Mientras, Bellote mira melancólicamente entre los tejados hacia Bello Oriente, el hogar donde ha vivido toda su vida. No mira porque el pasado le traiga buenos recuerdos, sino porque unas horas atrás el destino de sus amos lo ha arrebatado de su idilio. Ha pasado un día sin su gata.


Durante el día ha maullado largamente, caminado por los tejados de las terrazas y techos de la cuadra, observando fijamente el suelo. Busca con calma una ruta para emprender su regreso y volver a las garras de su amada.

El sol se ha puesto en el occidente y empieza a oscurecer, come y espera la noche.
Ha llegado la hora, no hay sol ni luz natural, el gato emprende la huida. Los gatos son buenos fugitivos, tienen destreza y flexibilidad, como reos serían buenos para huir de las penitenciarías.

Ilustración Andrés Sánchez
Día primero
Los humanos duermen, no hay casi carros ya por la 45 y piensa en su gatita, es el detonante que necesita para recorren los dos kilómetros que lo separan de ella. Llegando la madrugada encontró un árbol. Hasta el momento es la única forma de bajar, es el camino más cercano a su amor y sin pensarlo da un salto peligroso que le agita el corazón como una caída en el vacío, casi pierde una vida, pero no le importa porque su vida está allá, en el morro.Dentro de sí, suena la música: “El amor es como una nube que guarda mucha lluvia…”

Día Segundo
El camino es un campo de batalla, parece la segunda guerra mundial, hay explosiones muy fuertes por todos lados, se acerca la navidad. No ha avanzado ni un kilómetro, lo empieza a coger el desespero y corre, desafiando cuanto carro se atravesiesa en su camino, prepara sus garras para defenderse de un rotweiller que casi lo hace atropellar de un taxista borracho, sigue, cada vez más cerca, pero nada, todavía falta. Es de noche y vuelven las explosiones fuertes, se acerca la navidad.

Noche de alborada
Ante la mirada ajena de unos chicos que le tiran piedras y papeletas de pólvora, abre sus ojos y piensa en su gata, llora y da un salto hacia ellos; uno de los chicos se asustó con la furia del gatoy dejó estallar la papeleta en su mano. El gato se ríe y ve cerca su destino. Corre como Lola Renty asume la valentía de un Ulises solitario pensando en su Penélope. Empezó la guerra, explosiones por doquier, el aire se hace pesado y el ruido ensordecedor, hay mucha gente en las calles y le ha tocado buscar algún camino alterno, se mete por las quebradasy las zanjas de las casas hasta llegar a La Cruz. Ya huele a casa y su corazón empieza a palpitar rápidamente, pero al mismo tiempo vuelve a retumbar esa canción que lo puso melancólico dos días atrás, la misma con que dejó el tejado de la 45: “Soy joven… Lo sé… Pero aún así… Sé una cosa… O dos… Las aprendí de ti…Realmente aprendí mucho de ti… El amor es como una llama… Que te quema cuando está caliente… El amor lastima. (…) sé que no es verdad, se que no es verdad, el amor es una mentira, hecha para entristecerte, el amor lastima”.

Por fin a llegado, se revuelca de felicidad en el patio, ahora se siente como un exiliadoque regresa a su país, salta y corre otra vez, descansa y espera, hace como Ulises y busca a su gata sigilosamente. Sugata tiene otro gato.

Texto publicado en la edición especial literaria

lunes, 26 de diciembre de 2011

Editorial Literario



Un regalo para Manrique

Aguinaldo  literario

Ilustración Jose Arnulfo Uribe T
En esta Navidad, nuestro regalo para Manrique son dos cosas. La primera, es el Premio de Periodismo Comunitario que obtuvimos el pasado 18 de noviembre, cuando apenas teníamos tres ediciones publicadas, y que dedicamos a todo Manrique y su gente. La meta era llegar al primer lugar y así fue. Esperamos que Tinta Tres pueda convertirse en un medio tan colorido y diverso como Manrique, que dé mucho de que hablar tanto en la comuna como en el país y en el mundo, ahora que tenemos la ventana abierta, el blog que , visitado por lectores de diferentes países.
El segundo regalo es este que tiene en sus manos. Esta edición,  que podría llamarse como la ilustración de Tobías que llevamos por portada: Cavernas del Sentido, es una recopilación literaria, muy variada y elegante, llena de arte y sentido. Escribimos en ella la gran mayoría de personas que cada mes estamos detrás de periódico, cumpliendo con nuestras labores editoriales, de reportaje, fotografía, diseño, corrección, distribución y demás,  para que Tinta Tres sea posible y usted lo pueda tener y leer.
No es una edición que se agota en el tiempo, porque así como la literatura y el arte, no es lineal y se puede leer como Rayuela de Cortázar, como usted quiera y cuando usted quiera. Puede empezar por la última página,  o por observar las fotografías de Desde el cosmos hablan los colores o por fragmentos dispersos…en fin.
 La hicimos con mucho detalle y lo más bonita que pudimos, porque los regalos se dan con amor y con el corazón, para que esa energía con que escribimos, editamos y publicamos, pueda mantenerse siempre viva cuado usted nos lee. Si lo desea mire primero las ilustraciones y después lea los cuentos,  a ver qué tal. Y si lo desea más todavía, siéntese a leerlo en familia y compártalo con sus hijos, hermanos, pareja, vecinos, amigos… hasta con el gato y con el perro que también son protagonistas en ésta edición, y finalmente celebre con nosotros este fin de año.
Escribimos para ser mejores con nosotros mismos, para ser más humanos. Escribimos con deseo,  para terminar todo bien y empezar un año mejor, por eso creemos que humanizar el periodismo y las letras se parece a lo de santificar las fiestas, sentir que es la gente celebrando su obra, la labor diaria culminada.

Leider Restrepo
Director

jueves, 10 de noviembre de 2011

El drama burocrático de los desplazados


Trámites de la indiferencia hacia las víctimas del conflicto armado

Por Alexander Zuleta


Medellín, Plaza de Botero, diez de la mañana. Un sol renaciente en el bullicio que caracteriza al centro de la ciudad. Caras alegres, tristes, sucias, ruborizadas, esperanzadas; que se revuelven en el entorno y pasan a ser la decoración de la ciudad; observadas unas a otras reflejando su forma de vestir, de caminar, de vivir la ciudad.
Fotografía de Leider Restrepo
     En el edificio que limita con la iglesia La Veracruz hay estatuas animadas, filas de humanos que esperan atención. Son los desplazados. Todos los días desde las cuatro de la madrugada llegan allí a enfilarse para ser atendidos “rápido” a las ocho de la mañana. Es una larga espera llena de tinto, frío e incertidumbre por saber las respuestas de sus trámites. En este cuarto piso de escaleras estrechas y luz tenue, el olor de las personas se impregna en el ambiente, huele a todos y a nadie, las respiraciones se logran escuchar entre viejas, jóvenes, gordas, con o sin hambre.
     Personas que buscan ser reconocidas, con afán de mostrar a costa de lo que sea  su “desplazación”, como expresa un hombre que desde la fila quiere que lo escuchen, pues sólo busca no dejar en el olvido lo que pasó con su familia. Cansadas o no, enfermos o saludables están ahí,  y es lo único que importa con tal de lograr su objetivo: subsidios económicos, reconocimiento de sus familiares asesinados o expresar su inconformidad por no recibir la atención que ameritan.
    Son víctimas, han sido desplazadas, subordinadas, amordazadas, silenciadas, ignoradas, olvidadas; hijas de la situación política y social de Colombia, que ha nutrido sus tierras con millones de litros de sangre de hijos, padres y hermanos.
     El gobierno colombiano contribuye con esa incertidumbre y desolación, al crear leyes e instituciones que deben atender a las víctimas, pero con bases no muy sólidas asumen el papel de “tramitar la indiferencia”, pues la evidencia está en las miles de personas que cada día aumentan, a la espera de una solución,  mostrando la necesidad de más instituciones, más lugares, así sea sólo para acoger sentimientos y promesas que aún no han sido escuchadas. 
     Este es uno de los principales problemas que tienen las víctimas fortalecido por su analfabetismo, por su vigente temor y miedo a expresarse, a hablar. Así lo manifiestan algunas voces que lo representan: a la pregunta a un desplazado anónimo ¿conoce usted algún movimiento que defienda a las víctimas?  dice con recelo, miedo e inseguridad: “sí, sí, yo sé que nos van a pagar, esa es la meta que dice el gobierno”.
Luego José de Jesús Henao, asume su posición, expresándose ante la pregunta ¿a usted lo reconocieron como víctima? como su desespero y necesidad lo dejan:
“Por eso estoy aquí, para cuadrar papeles”.
y ¿usted conoce sus derechos?
¡Conoce uno los derechos, pero si no se los reconocen uno que hace!

Con una cifra de 5.2 millones de desplazados según la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento  (CODHES), el país muestra su abandono e indiferencia con las víctimas, acrecentando más la situación deprimente en que viven y olvidando la integridad de todo ser humano, que todo lo ha dado.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Pensar sobre “Sentir que es un soplo la vida, que cien años no es nada” cuando el sol deja sus últimas pinceladas en un cielo


Por Leider Restrepo

Fotografía Nelson Ricardo Otero

Y pensar que el cansancio del día es hermoso, que no le importa si quien lo mira es un criminal o un turista, extranjero, mal viajero, ya que no disfruta de la tierra sino del espacio creado para él.

Y pensar, y saber además que a pesar de los horrores de esta tierra no hay nada que detenga su infinita soledad y su infinita sensatez. Yo por ejemplo, no siento nada más sensato que un cielo así cuando el sol se precipita para alumbrar otro día en otra tierra y da paso al astro gris que llamamos luna desde tiempos milenarios.
 
Ese es el ocaso del día. Su eterna manera de morir a cada rato es para nosotros toda una aventura. Es toda una experiencia de llenura en la satisfacción de la vida y a pesar de todo lo que somos no habrá quien escape de sentirse complacido por el final de un día así, por más que quiera ignorar que la belleza no reclama nada a nadie y que no mira a quien para mostrarse desnuda y sincera.  Y saber que este pequeño ocaso de La Mesa en Santander, Colombia supera a la luz en la ciudad y los “fastuosos” centros comerciales que tanto añoran los hombres de poco mundo.

Si uno pudiera sumergirse en el mar del país-mundo sin mentiras, en ese que se presenta sin importar quien lo contempla, en ese que no esconde nada y siempre está… reiría de otra manera, y como en éste pequeño atardecer, respiraría hasta el alma.



 

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