Por: Arnulfo Uribe
paglodi@yahoo.com.mx
Camino para construir la educación eco-humana-liberadora en la comuna tres
Ilustración Andrés Sánchez |
Me desperté una mañana, con un susurro al oído, y divisé un horizonte, enmarcado en mi ventana, soñé que no estaba solo, mientras la noche vivía, soñé con la compañía, de un fantasma transparente: ¡VIENTO, VIENTO, VIENTO!
Somos pájaros del viento, somos leves mariposas…
Somos la ronda del bosque, los secretos de los duendes…
Somos pájaros del viento, somos leves mariposas…
Somos la ronda del bosque, los secretos de los duendes…
La educación es el proceso de construcción de la conciencia crítica de las comunidades que asumen el desarrollo de su historia, dando respuesta a sus necesidades más sentidas, escuchando a cada uno de sus actores, sin distinciones ni censuras. Es un proceso de lectura de la cotidianidad donde se experimenta el goce de vivir y se despierta la creatividad. Es el diálogo abierto, horizontal, que permite al educador aprender y al estudiante enseñar.
En la eterna trashumancia humana, nos encontramos habitando territorios olvidados, que se convierten en el único lugar posible en este ambiente de guerra, y allí nos convertimos en puente, en oportunidad para recuperar la memoria, para encender el fuego y recrear la palabra, todos bien equipados, con la sabiduría de los encuentros, de las vivencias, de los amaneceres y atardeceres saboreados en familia.
Tierra mi cuerpo, Agua mi sangre, Aire mi aliento, Fuego mi espíritu. Esto es lo que somos y con cuyos elementos tejemos el nuevo amanecer. Esta comunidad mestiza, pura, del sur de nuestra América, joven, vital, se despierta y se dispone a laborar comunitariamente, va encontrando el camino que permite la autonomía de los pueblos, encuentros permanentes que construyen confianzas, van germinando sueños de luz y de esperanza.
Huertas campesinas, jornadas de arte, encuentros de luna llena, bazares y trueques, festivales por la vida, talleres de convivencia y permacultura, mingas, convites, siembras, veladas culturales, tertulias literarias, tomas recreativas, teatro al aire libre, murales comunitarios, talleres culinarios y artesanales, círculos de la palabra y el pensamiento, caminadas ecológicas, expedición botánica (observación de especies tropicales), carreras por el agua, campamentos, intercambios de ignorancias, periodismo comunitario, muestras audiovisuales. Este inventario de acciones creativas permanentes da sentido y contenido a la gestión social del conocimiento, a las dinámicas de participación e inclusión.
El diseño de procesos para el aprendizaje nacidos de la observación en el ensayo-error, van formando un carácter en la toma de decisiones, en la construcción de soluciones, propiciando un acumulado de herramientas y frutos que sostienen una experiencia educativa (universidad lúdica para todos).
Porque nos atrevemos a leer la realidad de nuestra comuna, esperamos gestar la conversada comunal, sintiendo que es inaplazable creer en lo que somos, en lo que soñamos, en lo que esperamos; no queremos copiar discursos oficiales, mantener estructuras de injusticia; no somos los marginados, somos la propuesta viva y cierta; caminemos los valores de la solidaridad y la ternura.
Las leyes y las normas nos provocan un quietismo, una invalidez, una imposibilidad de ser y de crear. Nos salimos de la corriente competitiva, de la sociedad estratificada. Juntos y juntas aprobamos nuestra imaginación, sentido común y saber ancestral.
No es sobre lo acabado, sobre lo autorizado, lo legalizado. Es nuestra legitimidad la que nos impulsa a decidir sobre la experiencia educativa, a re-descubrirnos, a ser concientes de nuestra responsabilidad histórica. Nuestra cotidianidad la estamos inventando cada instante. Y es canto y cuento y poesía y gesto.