
Por Bibiana Ramírez
Cuando escuché hablar de La Lora por primera vez, imaginé a un hombre jocoso, alegre y aventurero, pues la única indicación que me dio un amigo era que vivía en un carro, en Palos Verdes. Su nombre de pila es Hernán aunque todos lo conocen como La Lora.
En una primera conversación muy corta en el bar Manrique, me dijo que lo podía encontrar a la hora que quisiera por esos lados. Días después, cuando iba a hablar con él, lo encuentro caminando por la 45, en busca de maíz para alimentar las palomas, que cada vez aumentan,...